Inquietudes Musicales y Más

martes, 7 de febrero de 2012

ADIOS AL AMIGO DE COLA AMABLE.


Cuando estaba chico mis padres tenían un perrito pinto de blanco y negro con una oreja caída, muy juguetón, por lo que al llegar yo del colegio debía soportar sus embates juguetones, lo que me obligaba a espantarlo y regañarlo. Por tal motivo fui acusado de no quererlo y el día en que Muñeco en uno de esos arrebatos de correlón salió y atravesó la calle habiendo sido atropellado por un vehículo quitándole la vida, tuve que soportar los reproches que se me hacían en medio de lágrimas por parte de mis padres.

Cuando mi primer hijo estaba muy niño le regalaron un perrito parecido a Muñeco, el cual se enfermó gravemente estando cachorro por lo que el veterinario tomó la decisión de aplicarle la eutanasia. En aquel momento escribí en un libro de notas: No he visto tristeza más grande que la de mi niño por la muerte de su perrito.

Hace poco más de un año mi padre tuvo que permitir también que a Ramón, el perro ñato con pelaje de alfombra que le acompañó varios años, recibiera la eutanasia al ser víctima de un cáncer fatal. Mi padre todavía no se recupera de ese golpe y llora de vez en cuando recordando su mascota.

Ahora veo las lágrimas de mi hija quien durante más de diez días luchó denodadamente con varios veterinarios tratando de salvar la vida de Toby o Yaco como también se le nombraba. Es una situación dura.

Pero qué le vamos a hacer, el mundo sigue girando y transformándose y a nosotros nos tocará guardar lágrimas porque vendrán más golpes y más duros.