Inquietudes Musicales y Más

lunes, 17 de octubre de 2011

RECUERDOS DE ZAIMO Y CELIO

Un amigo que utilizaba el seudónimo de Zaimo, no se despegaba de una mesa sobre la cual escribía y escribía, todos los días desde las primeras horas hasta que anochecía, aunque algunas veces yo lograba inducirlo a salir a dar una caminata. Mi amigo mantenía siempre el influjo de la nostalgia, aunque éramos muy jóvenes pues estábamos apenas saliendo de nuestra adolescencia.
Para él no había mejor cantante e intérprete de boleros que el cubano Celio González, a mi también me parecía que era la voz más bonita entre todos los boleristas. En aquel tiempo yo solamente poseía un disco de Celio, en 78 R. P. M., el bolero “Sin Pensar en Tï” , el cual tenía como reverso “Humo”, un mambo. Un día me rogó tanto que accedí a prestarle el disco, el cual quedó de regresármelo a los ocho días. Muy cumplido mi amigo apareció en la fecha comprometida pero en vez de llevarme el disco prestado me entregó uno larga duración de Lucho Bermúdez y su orquesta, presentándome excusas porque el disco de 78 se le había caído y como era de una pasta muy delicada se le volvió añicos. Esta es la anécdota que recuerdo relacionada con la música de Celio González.
Cerca del Cementerio Central de Cali existía una sala de cine denominada Teatro Caribe, allí conocí a Celio González, quien se presentó alternando con Pepe Quintero, un cantante si no estoy mal de Manizales, quien interpretaba maravillosamente pasodobles y música española. A este cantante no le conocí sino tres temas grabados, El Viento Se Lo Llevó, La Hiedra y Destinos Paralelos.
Celio fue muy grande entre nosotros los seguidores de La Sonora Matancera. Nos dimos cuenta años después de que había estado con el Conjunto de Senén Suárez, en el cual le hizo coro a Laíto, también con El Conjunto de Luis Santi, El Conjunto Casino y Los Jóvenes del Cayo, en el cual le hizo coro a Daniel Santos. Posteriormente estuvo con otros grupos musicales como el de Pepe Delgado, La Sonora Alegre, Johnny Pacheco y otras.
Mi amigo Zaimo y yo fuimos distanciados por el tiempo y nuestros destinos, muchos años después me lo encontré y estuvimos charlando, se había convertido en profesor. Cuando le recordé a Celio, me manifestó que ya no le oía porque le hacía daño, que más bien le había hecho caso a una sobrina y escuchaba la música de la juventud, la moderna. Le dije que me parecía muy bien y es una recomendación para mis amigos, oigamos música actual, que la hay muy buena sin perder nuestra admiración por la música de antes. Evitemos eso si, que nos haga daño cualquiera que sea la música que escuchemos.