Inquietudes Musicales y Más

jueves, 30 de enero de 2014

EL MUNDO SIGUE GIRANDO

EL MUNDO SIGUE GIRANDO
Aquellos eventos extraordinarios que en nuestra vida nos producen momentos felices suceden, muy esporádicamente, pero suceden. Uno de éstos me ocurrió en mayo de 2013 al reencontrarme con dos personas que hace muchos años entraron a formar parte de esa familia que no heredamos sino que formamos. Fueron más de 25 años sin contacto con Rodrigo y Eunice, ya que ellos, con sus arranques juveniles de vocación caribe, de ir de un lado para otro, terminaron por ubicarse en Gainesville, Estados Unidos de América, estableciendo su residencia cercana a la famosa Universidad de la Florida. Fueron valiosos los momentos de cercanía en nuestro pasado y ahora fueron pocos los instantes que tuvimos para retomar nuestra inolvidable costumbre del diálogo y la tertulia, debido a que el estado de salud decaída de la señora madre de Eunice les acaparó la mayor parte de su tiempo de visita, pero bastaron esos pocos momentos para reverdecer una amistad perenne y bonita. Gracias Eunice y gracias Rodrigo, Dios os bendiga.
Pero si los eventos que producen nuestra felicidad son bastante esporádicos, por lo contrario aquellos que nos producen tristeza y hasta amargura si aparecen muy de vez en cuando y a veces seguidos. A los pocos días de despedirme de mi querida pareja amiga estadounidense, falleció uno de mis compañeros en la niñez y la adolescencia, Peter, cuyabro que se movió por todo Colombia ejerciendo su función de comerciante de artículos didácticos. Allá en la Guajira o en el Amazonas, o en Putumayo, Nariño o Boyacá. En cualquiera de los pueblos colombianos era muy corriente encontrarse con Peter y su maleta y en sus primeros años de matrimonio con su pequeño hijo montado a lo tuntún seguido por su encantadora esposa. Ya en nuestra adultez me encontraba con Peter muy de vez en cuando, para recordar aquellos partiditos de fútbol durante los cuales Peter se destacaba jugando como delantero o actuando como portero. Recordábamos las pilatunas de Peter y los sustos tanto en Armenia, Cali y Bogotá, ciudades en las cuales pasamos aquellos tiempos. Claro está que no faltaba el instante para testificar el paso de los años. Aunque se dice que el tiempo no existe, este sensible se la ha pasado dejándonos marcas en el rostro y en el resto de nuestro cuerpo que no hemos podido esquivar o driblar en nuestros términos futbolísticos. Inclusive a algunos les ha tratado de evitar costos por corte de cabello, o “costos de mantenimiento craneal”, como decía un “estilista”, pero ellos en uso de su derecho vanidoso siguen haciendo presencia en las peluquerías. Rodrigo decía que la calvicie era “parte de la evolución humana”, como quien dice entre más calvos más evolucionados. Cada cual se inventa su excusa. Fue una fortuna haber tenido a Peter entre mis seres cercanos. Dios te bendiga Peter.
Luego vino el ataque cobarde a mi hijo mayor para robarle sus pertenencias, lo que casi cuesta también su vida. El salió avante de esa situación, gracias al auxilio inmediato que tuvo y la premura con que fue atendido en una clínica de la ciudad. Dios te bendiga Charlie y la Luz ilumine a todos para que la maldad como parte de la oscuridad desaparezca.
Cercano el fin de año dejó su morada humana y la dirección de lindas niñas y muchachas en la pasarela, nuestro querido William, con quien nos conocimos cuando laboramos en la Universidad del Valle y con quien seguimos tratando por fuera de ella, cuando era gerente de una de las cooperativas más grande del Valle, Solidarios, antes CANAPRO, de la cual tuve el privilegio de ser uno de sus fundadores y primeros directivos; luego como gerente de una de las agencias de viaje más acreditada, Panturismo y luego en la empresa que con su consorte conformó, la academia de modelaje Top Class, por la cual han pasado muchas damitas que se han destacado en el campo teatral, en la participación en reinados de belleza y claro está como modelos. Fueron buenos momentos William, Dios te bendiga.
Ya terminando el año, los malosos volvieron a mortificarnos por motivos que desconozco segándole la vida a un familiar, muchacho que había venido desde Venezuela en donde ejercía el comercio en un establecimiento propio, para empezar en el campo de la administración hotelera en un establecimiento de propiedad de sus padres. Se nos fue así Camilito, Dios te bendiga.
Aunque hace tiempo vengo pregonando que tenemos dos mandamientos humanos: 1º. Vivir felices, aunque las circunstancias nuestras no sean las mejores. 2º. Aceptar nuestra mortalidad como hecho natural de nuestra evolución; el fallecimiento de un ser cercano nos impacta y mucho más cuando por accidente o por malévola intención de terceros sucede esta transición.
Recuerdo un programa radial en la época de mi niñez durante el cual cada noticia que comunicaban era terminada con una marcha y un lema que decía; “Y el mundo sigue girando”, Pues lloremos cuando llegue el momento, pero también riamos, gocemos y vivamos que “El mundo sigue girando”.
RA